viernes, 28 de noviembre de 2014

Aventureros al tren

Los juegos de mesa están de moda. La difícil situación económica ha producido un auge inesperado de este tipo de entretenimiento y por ello que menos que dedicarle un post. En esta ocasión hablaré de Viajeros al Tren (Ticket to Ride) que es un juego muy divertido y capaz de proporcionar incontables horas de entretenimiento.

El juego está diseñado por Alan R. Moon y publicado (2004) y distribuido por Days of Wonder. La versión a la que he jugado es la de USA, aunque actualmente existe gran variedad de versiones (Europa, India, 1910, etc.). El juego ganó el premio a mejor juego del año 2004 y del 2005 en su versión europea. Según la distribuidora, en sus diferentes versiones ha vendido cerca de 3.000.000 de copias.

La dinámica es muy sencilla. Tenemos un tablero que representa EEUU y Canadá, en el cual hay marcadas una serie de ciudades y entre éstas trayectos representados por rectángulos. El juego consiste en completar una serie de recorridos que se le asignan al azar, colocando trenes en sus correspondientes trayectos y consiguiendo la mayor cantidad de puntos que le sea posible.

El juego se compone de dos tipos de cartas. El primer tipo indica recorridos a realizar y el segundo se compone de una serie de vagones de colores. Los trayectos están formados por rectángulos de los mismos colores que las cartas de vagón, por tanto, cuando se acumulan los suficientes naipes de un color para completar un trayecto, se descartan y se colocan tantos trenes como cartas en él. Colocar trenes da puntos y completar trayectos también.

Parece sencillo, pero a medida que avanza el juego los trayectos que a un jugador le interesan estarán ocupados por otro jugador. Lo que en principio parecía un recorrido recto y sencillo se puede transformar en una senda compleja y sinuosa, que requerirá más cartas y más trenes. Y así sucesivamente.

La curva de aprendizaje es pequeña, por lo cual tras la primera partida se estará en condiciones de ser un rival digno. Al tener un proceso de juego sencillo, se puede jugar perfectamente en reuniones sociales, es decir, con un par de copas en el cuerpo, sin que afecte en demasía al resultado. Es un juego que amortiza la inversión tras un par de sesiones y que no cansa excesivamente pudiendo jugarse dos o tres partidas en una sesión. Por calidad-precio me parece una excelente elección como juego de mesa de cabecera.

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