Penny Dreadful sigue teniendo una calidad visual y sonora
altísima. Su ambientación es maravillosa y su estética impresionante. Le tengo
mucho cariño a la serie ya que fue nuestro primer post. Pero hay que ser
realistas, mientras que su primera temporada fue un gran acierto, ésta segunda
es mucho más floja. Las brujas no han aportado tanto como los vampiros y eso se
nota bastante.
Imagen oficial de Showtime |
Esta temporada se centra casi exclusivamente en Vanessa Ives.
Tras lo acontecido en la primera temporada, donde se nos narra su niñez y adolescencia,
había un hueco que llenar. ¿Qué pasó después? Estos capítulos nos cuentan su
pasado como aprendiz de bruja y qué provoca que siempre esté metida en líos.
Tiene su encanto, pero hay demasiado relleno intrascendente para mi gusto. El
guión oscila durante varios capítulos a lo absurdo, metiendo escenas con
calzador -¿para qué volver a la casa de la bruja?, por ejemplo-.
Dura diez capítulos, pero deben sobrar como unos cinco. El
resto de personajes, exceptuando a Chandler, pierden gran parte de su peso en
la serie, siendo notable el caso de Malcom Murray. Timothy Dalton fue de lo
mejor de la anterior temporada y es inexplicable su poco protagonismo en ésta.
Aún no entiendo qué pinta Dorian Gray en la serie, pero se come bastante
metraje…
En resumen, la temporada es floja, aunque visualmente
espectacular. La puesta en escena ya merece la pena. Su BSO es de lo mejor que
hay en televisión. Los actores son muy buenos pero están infrautilizados en
muchas ocasiones. El guión, punto fuerte de la anterior temporada, ha caído
abismalmente. En definitiva, entretiene pero no atrapa, cosa que sí sucedía el
año pasado. Una pena que esperemos sea corregida la próxima temporada.
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