Hoy
afrontamos la crítica del primer libro de la saga El Señor del Tiempo, El Iniciado. Otra novela más de fantasía, y cuando digo "otra más"
significa eso, otra que repite conceptos ya muy vistos. La primera novela no es
nada novedosa y, además, acaba con un continuará que desmotiva al lector. En el
cine las trilogías cansan, en la literatura molestan y mucho.
Portada de Cyberdark |
Tarod
es un niño con poderes mágicos fuera de lo normal. Nace sin conocer a su padre
en una sociedad que ve muy mal a las madres solteras. Siendo un paria social
acaba matando a su único amigo en un accidente mágico, lo que le llevará a huir
hasta el templo del Orden, dónde comenzará su vida de Iniciado de la Orden de
Aeoris. Pese a ello tiene pesadillas que le dicen que hay algo desconocido en
él. Los Señores del Caos, expulsados hace siglos por el propio Aeoris, desean
algo de él.
No
es que sea muy novedosa en cuanto a su historia, pero hay que reconocerle
cierto puntito en cuanto a personajes. Todos en el mundo de Tarod son egoístas
irredentos y se guían por sus motivaciones personales, incluyendo al propio
protagonista. No hay buenos ni malos ya que las bajas pasiones los dominan.
Éste es el único aporte novedoso. En cuanto al resto, un niño que tiene malas
cartas en la vida y con afán de superación, suena a algo muy mascado ya.
Entretiene
y se lee rápido, cosa que la mayoría de novelas no pueden decir. Si buscas el
grial no es éste. Si, en cambio, pretendes entretenimiento sin complicaciones
échale una ojeada. No esperes un mundo como el de Harry Potter ni como Malaz,
las cosas no están trabajadas en ese aspecto. Tiende más a unos Reinos Jóvenes
cutres. Por lo demás, lo dicho, otra novela más que al menos resulta amena.
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