No
me gustaron las anteriores entregas de la saga pero he de reconocer que
Jurassic World sabe lo que se hace desde el minuto uno. Tiene ritmo y mantiene
el gancho que hizo famosas a sus predecesoras. Es visualmente atractiva,
vibrante en todo momento y huye de la historia de amor empalagosa. Resulta entretenida
y, pese a sus dos horas de metraje, no se hace pesada.
Imagen oficial de Jurassic World |
Se
vuelve a abrir el parque con nuevo gerente. Los dinosaurios ya no impresionan a
nadie y la afluencia no compensa los gastos. Para evitar la caída en los
ingresos hay que "estrenar monstruos" cada cierto tiempo y se están
creando nuevas especies cruzando unas con otras. El nuevo dinosaurio, un
bastardo muy malote, escapa y pretende acabar con todo cuanto se encuentre.
Como
se observa en su resumen, la dinámica sigue la misma que la primera entrega.
Algo sale mal y los bichos escapan matando cuanto encuentran a su paso. Esta
vez el dinosaurio piensa y disfruta realizando una carnicería. Lo que más me
gustado ha sido cómo see evitan las escenas más farragosas sentimentalmente
hablando. Las relaciones humanas importan menos que antes y se pasa de
puntillas sobre ellas. Sobran algunos momentos, como por ejemplo que el más
pequeño llore por un divorcio de sus padres en un momento que ni siquiera
encaja, pero en el montaje se dieron cuenta y evitaron el abuso de este tipo de
escenas.
Hay
un buen reparto y un presupuesto para FX alto. Te regalan mucha acción y los
respiros son escasos, manteniendo el ritmo alto en casi toda la película.
Parece un regreso al cine de aventuras de los 80, con una historia de amor
residual y unos niños que simplemente ambientan un poco. En definitiva, se
trata de una buena película de las de palomitas y refresco. Es amena y
entretiene bastante, así que puedes dedicar dos horas de tu tiempo a verla.
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