Iain M. Banks creó un mundo futuro, la Cultura, en el cual
la humanidad ha alcanzado la perfección. No existe la violencia, el hambre o
las enfermedades. Se puede adoptar el sexo o la forma que se quiera y se puede
vivir hasta que uno se canse de su propia existencia. Si uno muere puede
almacenarse su mente para un cambio de cuerpo. No es necesario trabajar, las
máquinas lo hacen por los humanos e incluso existen máquinas consideradas
ciudadanos.
Portada extraída de la web oficial de Iain M. Banks |
Visto el universo propuesto se podría considerar que la
humanidad es un aburrimiento, pero existen más civilizaciones, algunas bárbaras
que apoyan la esclavitud, el machismo o el racismo y eso la Cultura no lo puede
permitir. Para ello cuenta con un departamento secreto llamado Circunstancias
Especiales, el cual se encarga de que otras civilizaciones avancen cultural,
tecnológica y socialmente hasta alcanzar las bondades de la Cultura, todo ello
intentando no dejar rastro de su actuación.
En el Jugador, la Cultura tartará con los azadianos, raza
brutal, con una sociedad dominada a través del juego Azad. Quién gane a este
juego gobernará a los azadianos y para ello la Cultura enviará a su mejor
jugador de cualquier juego existente, Jernau Morat Gurgeh. Éste vivirá
terribles experiencias y vivirá un inmenso complot contra él para evitar su
victoria.
El jugador es el segundo tomo de la saga -muy recomendable
leerlos en orden, aunque no es obligatorio ya que las historias son
independientes cronológicamente y no comparten necesariamente personajes
humanos-. Es un libro sumamente interesante, bien escrito y con un universo
complejo pero muy bien descrito. Resultan fascinantes los nombres de las mentes
(inteligencias artificiales superavanzadas) y la personalidad de las máquinas. Toda la
saga reviste un interés notable. Se trata de ciencia ficción de gran calidad.
El jugador es un libro muy recomendable.
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