jueves, 11 de diciembre de 2014

El jugador

Iain M. Banks creó un mundo futuro, la Cultura, en el cual la humanidad ha alcanzado la perfección. No existe la violencia, el hambre o las enfermedades. Se puede adoptar el sexo o la forma que se quiera y se puede vivir hasta que uno se canse de su propia existencia. Si uno muere puede almacenarse su mente para un cambio de cuerpo. No es necesario trabajar, las máquinas lo hacen por los humanos e incluso existen máquinas consideradas ciudadanos.

Portada extraída de la web oficial de Iain M. Banks

Visto el universo propuesto se podría considerar que la humanidad es un aburrimiento, pero existen más civilizaciones, algunas bárbaras que apoyan la esclavitud, el machismo o el racismo y eso la Cultura no lo puede permitir. Para ello cuenta con un departamento secreto llamado Circunstancias Especiales, el cual se encarga de que otras civilizaciones avancen cultural, tecnológica y socialmente hasta alcanzar las bondades de la Cultura, todo ello intentando no dejar rastro de su actuación.

En el Jugador, la Cultura tartará con los azadianos, raza brutal, con una sociedad dominada a través del juego Azad. Quién gane a este juego gobernará a los azadianos y para ello la Cultura enviará a su mejor jugador de cualquier juego existente, Jernau Morat Gurgeh. Éste vivirá terribles experiencias y vivirá un inmenso complot contra él para evitar su victoria.

El jugador es el segundo tomo de la saga -muy recomendable leerlos en orden, aunque no es obligatorio ya que las historias son independientes cronológicamente y no comparten necesariamente personajes humanos-. Es un libro sumamente interesante, bien escrito y con un universo complejo pero muy bien descrito. Resultan fascinantes los nombres de las mentes (inteligencias artificiales superavanzadas)  y la personalidad de las máquinas. Toda la saga reviste un interés notable. Se trata de ciencia ficción de gran calidad. El jugador es un libro muy recomendable. 

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