Memorias del Hielo es la tercera entrega de la saga de
Malaz. No es mejor que Los jardines de la Luna, ya que es menos novedosa y
sorprende menos, pero es muchísimo mejor que Las puertas de la Casa de la
Muerte. Al enfrentarte a ella, si has leído las primeras entregas, ya conoces a
los personajes, cosa que no sucedía hasta la fecha. Es evidente la gran ventaja
que supone. Aún así, la gran cantidad de tramas, pese al nexo común, y de
protagonistas hace que de vez en cuando debas parar para resituarte en la
historia.
Portada de la edición de la Factoría de Ideas |
El imperio se enfrenta a una nueva amenaza, el imperio
Painita. Los painitas están gobernados por el vidente, un ser cruel que no duda
en matarlos de hambre para que arrasen el mundo a través del canibalismo.
Además, un nuevo Puño, Coltaine, será el encargado de defender a los refugiados
de la barbarie Painita, llevándolos hasta lugar seguro, aún a costa de su vida.
La novela es magnífica, pero muy dura. Los actos caníbales,
la aparición de necromantes, la crueldad de los generales painitas, etc. no
permiten su lectura por parte de estómagos débiles. Los personajes, ya
conocidos, han madurado de forma excelente de la mano de Erikson y las tramas
siguen siendo tan complejas como en la primera entrega. Erikson aprendió de los
errores cometidos en Las puertas de la Casa de la Muerte y no permite que la
narración se le escape de las manos como en aquella.
Excelentes son los capítulos dedicados a Coltaine, sobre
todo los últimos, y los que dedica al binomio Whiskeyjack-Rake. Hay momentos de
sorpresa mayúscula, como si se tratase de Juego de Tronos, y la narración es
muy madura. Sobresaliente novela, aunque sea recomendable pasar antes por las
dos anteriores, que te aportará decenas de horas (864 páginas bastante densas)
de lectura.
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